Bucaramanga, 1 noviembre de 2022
¿Traidor?
Hoy la universidad estaba extraña. La amabilidad habitual de espacios apacibles y tranquilos se interrumpió por una reunión política. Se ubicaron varias carpas con comida, que por cierto estaba regular y se reubicó también la entrada principal por el parqueadero del sótano de la facultad de humanas. Fue como entrar por la puerta de atrás. La amabilidad de las porteras se reemplazó por la disciplina de los puestos electorales y registraron a todo aquel que quiso pasar al campus. La semana pasada el consejo académico decretó flexibilidad para el día de hoy y, desde ayer, hay paro de 48 horas por parte de los profesores del magisterio. El comunicado del consejo académico recomendaba hacer las clases virtuales y no realizar actividades evaluativas, esta acción es común cuando hay asambleas estudiantiles y marchas como la se espera para hoy en la tarde. Yo pensé que era una actividad habitual del movimiento estudiantil en apoyo al presidente por lo que se decretaba la flexibilidad.
Pero no, hoy todo estaba vacío. Yo estoy en clase desde casa, pasé por la universidad a llevar el perro y no había estudiantes. En su lugar una serie de personajes pintorescos y desagradables. Verbigracia, al pasar por el mural feminista que hay al costado norte del edificio Camilo Torres vi como un hombre desagradable de mocasines, jean ajustado y corte “a lo Stallone”, miraba de forma lasciva a una funcionaria de camisa institucional menos dos botones. Por favor perdonen mi mojigatería, comprendan que por todos lados había relojes caros y alhajas extravagantes, se exhibía teléfonos y sombreros en lugares donde habitualmente hay jóvenes con expresiones de amor libre, risas, saludos, personas en bicicleta, acompañadas de sus mascotas o simplemente leyendo un libro en los jardines. Hoy, en la universidad, se gastó una suma considerable de dinero en contratos logísticos y a todos los funcionarios se les pagará su día laboral por asistir al evento en el campus, pero no hay estudiantes, ellos fueron sacados de la universidad para darle paso al circo de la política.
Este error político condena el proceso porque un diálogo en la universidad sin estudiantes es sitiar al pensamiento. Sería comparar a los diálogos de la Habana sin Raúl Castro. Flexibilizar las clases hoy fue garantizar la silla vacía y traicionar a todos aquellos que apoyaron el actual gobierno. Claro, argumentaron que la medida buscaba incentivar la participación en el debate, pero el resultado fue el opuesto: dejó a los estudiantes lejos del diálogo, los mandó a la virtualidad. Con esto la UIS tuvo pena de sus propios estudiantes, se avergonzó de su movimiento estudiantil, sintió miedo de lo pudieran hacer en el debate y los marginó. Sacar a los estudiantes es ofensivo, pendenciero y deja en la mesa solo a los corruptos y los politiqueros. No se puede dialogar en la universidad sin los estudiantes, no sería un diálogo sino una traición.
¿Traidor?
Hoy la universidad estaba extraña. La amabilidad habitual de espacios apacibles y tranquilos se interrumpió por una reunión política. Se ubicaron varias carpas con comida, que por cierto estaba regular y se reubicó también la entrada principal por el parqueadero del sótano de la facultad de humanas. Fue como entrar por la puerta de atrás. La amabilidad de las porteras se reemplazó por la disciplina de los puestos electorales y registraron a todo aquel que quiso pasar al campus. La semana pasada el consejo académico decretó flexibilidad para el día de hoy y, desde ayer, hay paro de 48 horas por parte de los profesores del magisterio. El comunicado del consejo académico recomendaba hacer las clases virtuales y no realizar actividades evaluativas, esta acción es común cuando hay asambleas estudiantiles y marchas como la se espera para hoy en la tarde. Yo pensé que era una actividad habitual del movimiento estudiantil en apoyo al presidente por lo que se decretaba la flexibilidad.
Pero no, hoy todo estaba vacío. Yo estoy en clase desde casa, pasé por la universidad a llevar el perro y no había estudiantes. En su lugar una serie de personajes pintorescos y desagradables. Verbigracia, al pasar por el mural feminista que hay al costado norte del edificio Camilo Torres vi como un hombre desagradable de mocasines, jean ajustado y corte “a lo Stallone”, miraba de forma lasciva a una funcionaria de camisa institucional menos dos botones. Por favor perdonen mi mojigatería, comprendan que por todos lados había relojes caros y alhajas extravagantes, se exhibía teléfonos y sombreros en lugares donde habitualmente hay jóvenes con expresiones de amor libre, risas, saludos, personas en bicicleta, acompañadas de sus mascotas o simplemente leyendo un libro en los jardines. Hoy, en la universidad, se gastó una suma considerable de dinero en contratos logísticos y a todos los funcionarios se les pagará su día laboral por asistir al evento en el campus, pero no hay estudiantes, ellos fueron sacados de la universidad para darle paso al circo de la política.
Este error político condena el proceso porque un diálogo en la universidad sin estudiantes es sitiar al pensamiento. Sería comparar a los diálogos de la Habana sin Raúl Castro. Flexibilizar las clases hoy fue garantizar la silla vacía y traicionar a todos aquellos que apoyaron el actual gobierno. Claro, argumentaron que la medida buscaba incentivar la participación en el debate, pero el resultado fue el opuesto: dejó a los estudiantes lejos del diálogo, los mandó a la virtualidad. Con esto la UIS tuvo pena de sus propios estudiantes, se avergonzó de su movimiento estudiantil, sintió miedo de lo pudieran hacer en el debate y los marginó. Sacar a los estudiantes es ofensivo, pendenciero y deja en la mesa solo a los corruptos y los politiqueros. No se puede dialogar en la universidad sin los estudiantes, no sería un diálogo sino una traición.