Bucaramanga, 18 de julio de 2023
AGUA
Este relato sobrevive solamente porque quise escribir acerca del cobalto y el páramo. Es la quinta historia desde que decidimos ser optimistas. Las otras, anteriores tristes historias no fueron sumadas al grupo. Puede que luego se entiendan por separado. Por ejemplo: es probable que en una biblioteca de sanatorio fueran encontradas dos obras del libro Crónicas. El Tomo I, Crónicas sobre el movimiento. Tomo II, Crónicas sobre el nacimiento e intermedias. Y es precisamente en estas últimas donde serán ubicadas las historias que fueron escritas en medio, o justo cuando se escribían los dos tomos encontrados. Será una sección tan pequeña de historias que, por estilo irán al final de tomo II, casi como apéndice. Pero tendrá que entender, lector, que ellas son la biga que sostiene la balanza, el meridiano y el punto medio.
Simultáneamente, el tiempo ha entrado en un letargo. La universidad ha regresado a la violencia. El departamento de Control Interno Disciplinario persigue profesores mediocres. Aquellos que no van a clase, evitan informar los contenidos curriculares, utilizan la nota como mecanismo de poder social y someten la voluntad de aprender. Los ataque racistas son ejercidos por los porteros, los sexuales por los profesores, los xenófobos por los administrativos, los ideológicos por los directivos y movimientos políticos.
Claro, la faz que se dibuja ante los ojos es cautivadora. Campus deportivos esplendidos, edificios suntuosos que nadie entiende: coworking para profesores pobres, de los que NO les basta la oficina, sala de juntas y cafés para trabajar. Trabajan a toda hora, están en los pasillo y en en las entradas de los edificios. Levitan sobre sus méritos académicos y el tráfico de influencias. Ahora testificamos una universidad gris de funcionarios.
Todo permanece tan sereno como ocurre con los atractivos turísticos. Es muy probable que las universidades terminen siendo este tipo de lugares. Sitios a los que gente de todo el mundo viene según diversos intereses como fumar porro en el único lugar permitido en el mundo, un espacio de terapéutica tolerancia y re-contrainteligencia. Una burla a la razón, como ocurre con todos los edificios muertos en un bosque antiguo, el desarrollo de las cosas inútiles. Cambiando de tema, Justo ayer filmamos la primera parte de “Síndrome B1” en la entrada de la universidad. Grabaremos en el centro de estudios porque la biblioteca no tiene espacio. Es muy triste saber que lugares tan bellos no pueden ser admirados por las personas ajenas al campus e incluso resulta irracional que varios lugares de la universidad permanecen cerrados por temor a que los estudiantes tengan comportamiento inadecuado y terminen cayendo de las terrazas.
Por eso volvía escribir, porque necesitamos cambiar el paradigma de la universidad productiva y el desarrollo material. Es urgente que nos aboquemos hacia una universidad sostenible que respeta la BIO-diversidad. De no cambiar nos veremos avocados al envejecimiento de la comunidad. Solo aquellos que han vivido lo suficiente saben lo irrelevante del futuro. La muerte suspendida de las universidades que sigan persiguiendo paradigmas será ver los salones desolados con profesores ultra-productivos. Si nuestra universidad no modifica su paradigma es probable que cierre sus puertas en 30 años. Solo cuando un pensamiento responsable con el medio ambiente proyecte hacer de la universidad un territorio de sostenibilidad, podremos calcular los años en función del desarrollo de la vida que no sea nuestra, cuando pensemos el futuro para lo hijos que no tendremos o los nietos que nunca llegarán.
Este relato acabará pronto. Esta es la primera crónica de futuro, de la segunda parte del segundo tomo. Espero que el tiempo me permita escribir las otras cuatro que me faltan: AIRE, TIERRA Y FUEGO. Para finalizar, la próxima semana volveré al mercadillo que hay en la entrada del campus, tomaremos guarapo con los campesinos y con ellos hablaremos del sistema de reciclaje de agua y de economía circular.
Nota. Las pacas digestoras que hace dos años se instalaron en la entrada del campus ya han digerido por completo cualquier residuo orgánico producido en "el estallido social" de hace dos años, de donde proviene el Tomo I.
AGUA
Este relato sobrevive solamente porque quise escribir acerca del cobalto y el páramo. Es la quinta historia desde que decidimos ser optimistas. Las otras, anteriores tristes historias no fueron sumadas al grupo. Puede que luego se entiendan por separado. Por ejemplo: es probable que en una biblioteca de sanatorio fueran encontradas dos obras del libro Crónicas. El Tomo I, Crónicas sobre el movimiento. Tomo II, Crónicas sobre el nacimiento e intermedias. Y es precisamente en estas últimas donde serán ubicadas las historias que fueron escritas en medio, o justo cuando se escribían los dos tomos encontrados. Será una sección tan pequeña de historias que, por estilo irán al final de tomo II, casi como apéndice. Pero tendrá que entender, lector, que ellas son la biga que sostiene la balanza, el meridiano y el punto medio.
Simultáneamente, el tiempo ha entrado en un letargo. La universidad ha regresado a la violencia. El departamento de Control Interno Disciplinario persigue profesores mediocres. Aquellos que no van a clase, evitan informar los contenidos curriculares, utilizan la nota como mecanismo de poder social y someten la voluntad de aprender. Los ataque racistas son ejercidos por los porteros, los sexuales por los profesores, los xenófobos por los administrativos, los ideológicos por los directivos y movimientos políticos.
Claro, la faz que se dibuja ante los ojos es cautivadora. Campus deportivos esplendidos, edificios suntuosos que nadie entiende: coworking para profesores pobres, de los que NO les basta la oficina, sala de juntas y cafés para trabajar. Trabajan a toda hora, están en los pasillo y en en las entradas de los edificios. Levitan sobre sus méritos académicos y el tráfico de influencias. Ahora testificamos una universidad gris de funcionarios.
Todo permanece tan sereno como ocurre con los atractivos turísticos. Es muy probable que las universidades terminen siendo este tipo de lugares. Sitios a los que gente de todo el mundo viene según diversos intereses como fumar porro en el único lugar permitido en el mundo, un espacio de terapéutica tolerancia y re-contrainteligencia. Una burla a la razón, como ocurre con todos los edificios muertos en un bosque antiguo, el desarrollo de las cosas inútiles. Cambiando de tema, Justo ayer filmamos la primera parte de “Síndrome B1” en la entrada de la universidad. Grabaremos en el centro de estudios porque la biblioteca no tiene espacio. Es muy triste saber que lugares tan bellos no pueden ser admirados por las personas ajenas al campus e incluso resulta irracional que varios lugares de la universidad permanecen cerrados por temor a que los estudiantes tengan comportamiento inadecuado y terminen cayendo de las terrazas.
Por eso volvía escribir, porque necesitamos cambiar el paradigma de la universidad productiva y el desarrollo material. Es urgente que nos aboquemos hacia una universidad sostenible que respeta la BIO-diversidad. De no cambiar nos veremos avocados al envejecimiento de la comunidad. Solo aquellos que han vivido lo suficiente saben lo irrelevante del futuro. La muerte suspendida de las universidades que sigan persiguiendo paradigmas será ver los salones desolados con profesores ultra-productivos. Si nuestra universidad no modifica su paradigma es probable que cierre sus puertas en 30 años. Solo cuando un pensamiento responsable con el medio ambiente proyecte hacer de la universidad un territorio de sostenibilidad, podremos calcular los años en función del desarrollo de la vida que no sea nuestra, cuando pensemos el futuro para lo hijos que no tendremos o los nietos que nunca llegarán.
Este relato acabará pronto. Esta es la primera crónica de futuro, de la segunda parte del segundo tomo. Espero que el tiempo me permita escribir las otras cuatro que me faltan: AIRE, TIERRA Y FUEGO. Para finalizar, la próxima semana volveré al mercadillo que hay en la entrada del campus, tomaremos guarapo con los campesinos y con ellos hablaremos del sistema de reciclaje de agua y de economía circular.
Nota. Las pacas digestoras que hace dos años se instalaron en la entrada del campus ya han digerido por completo cualquier residuo orgánico producido en "el estallido social" de hace dos años, de donde proviene el Tomo I.